Vetusto puente de comunicación y de tránsito de culturas que perdió las aguas del río Alagón a lo largo de su historia.
Obra civil de estirpe medieval, pero construida en 1518, de 199,20 metros de largo por 05,93 metros de ancho y 10,90 metros de alto, dotada de cinco grandes arcos de medio punto defendidos por soberbios tajamares, que debió sustituir a otros puentes anteriores, quizás el primigenio de factura romana, y del que parece ser fue reedificado en contadas ocasiones pues, hacia 1322, bajo el Obispado de Don Pedro Méndez Sotomayor (1317-1325), está documentada la concesión de “40 días de indulgencias” por quince Obispos que, reunidos en Valladolid, otorgaban a todos aquellos que contribuyeran a su reparación tras una fuerte crecida invernal en 1321.
Actualmente, el Puente se encuentra asentado en su enclave originario pero aislado del curso fluvial al que debía salvar pues, a mediados del siglo XVII, perdió sus aguas tras una de las habituales y prolongadas crecidas invernales desviándose definitivamente el río Alagón hacia su actual cauce; lo que propició el que la Ciudad de Coria quedara comunicada por barcas durante dos siglos y medio (1647-1909), al no poder restituirlo a su antiguo itinerario. Momento a partir del cuál se hizo célebre la coplilla por estos lares de: “Coria tiene un puente sin río y un río sin puente”.
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